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Guadalajara con voz propia


Nos llega en estos días una publicación que se adentra, de forma expresiva y literaria, -tal como solo se puede hacer a través de la poesía- por el íntimo discurrir de la historia, de la figura y la esencia de Guadalajara. De la ciudad, de la provincia, de sus paisajes, de sus personajes… un canto hondo y cuidado  a las cosas que nos rodean.
Desde Guadalajara, desde este barandal de los libros alcarreñistas, damos la bienvenida a esta expresión poética de Juan Pablo Mañueco, quien ya desde hace tiempo nos viene presentando, sueltos y en las sutiles sábanas de las redes sociales, sus composiciones maduras, medidas y emocionantes.

Juan Pablo Mañueco (Madrid, 1954), es licenciado en Filosofía y Letras (sección de Literatura Hispánica) por la Universidad Complutense de Madrid, y ha ejercido la docencia de Lengua y Literatura Españolas, en diversos centros de Enseñanza Media de Guadalajara y de Madrid. Además de profesor, ha actuado como periodista, escribiendo en diversas publicaciones periódicas y fundando y dirigiendo otras, como “La Crónica del Henares”,  habiendo mantenido durante los años 2003 al 2008 una columna semanal de opinión en las cabeceras alcarreñas "Guadalajara 2000" y "Nueva Alcarria". También colaboró en “Guadalajara. Diario de la Mañana” durante los años 1979 y 1980. y por su reportaje "Castilla y León: 750 años de unidad", obtuvo la Mención de Honor en el Premio "Provincia de Guadalajara" de Periodismo, 1981, otorgado por la Diputación Provincial de Guadalajara.

Como poeta, ha publicado dos libros: “Claridad que surge del agua” y “Cancionero y Romancero de la Alcarria”, que obtuvieron el Premio “Provincia de Guadalajara”  de Poesía de 1977 y 1981, respectivamente. Siendo este que ahora nos llega, “Guadalajara, te doy mi palabra” el tercero que surge de su pluma.

En este su tercer poemario, aborda temas de historia, naturaleza y querencias de Guadalajara, desde una perspectiva poética y rimada.“¡Para mi sed de amarte bastan tus aguas, que alzo por tu estandarte, Guadalajara!”… con tales palabras comienza este recorrido poético por ríos, valles y sierras de Guadalajara y sus comarcas.

Abren el libro unas “Seguidillas de Guadalajara”que nos remiten a cada uno de los puntos geográficos de la provincia y también a otras épocas, por las que desfilan el arcipreste de Hita, el marqués de Santillana, Rodrigo Díaz de Vivar, el Doncel de Sigüenza, León Felipe, Camilo José Cela, José Luis Sampedro… hasta componer un muy completo retablo alcarreño de épocas, paisajes y personajes.

“Espada de amor”, es un largo poema en redondillas, que describe la reconquista de la ciudad por Álvar Fáñez de Minaya en 1085, en tiempos de Alfonso VI de Castilla.

“Mambrú se fue a la guerra” es una versión alcarreña de la canción infantil, escrita en otro largo poema en romance, que narra los amores legendarios entre el “Mambrú”, o veleta de Arbeteta, y la Giralda, o veleta de Escamilla.

De todas estas aportaciones al caudal poético de Guadalajara, con multitud de guiños a los autores clásicos, a personajes y aconteceres, destacaríamos sin duda la gran composición que da inicio y consistencia al libro, las “Seguidillas de los ríos y sierras de Guadalajara”, en los que el autor canta a laos grandes caudales (el Tajo, el Tajuña, el Henares, el Jarama…) pero sin olvidar a esos mínimos regatos que dan vida a esta geografía espléndida y variadas: el Ablanquejo, el Ungría, el Badiel y el Lillas…

Es grande el repertorio, Mañueco puede con todo, y se dedica a rememorar personajes (doña María Diega Desmaissières, los danzantes de la Huerce, Alvar Fáñez de Minaya…) cosas como ese pino retorcido tras la Concordia, o el templo de San Francisco: en todas las composiciones de este libro (y ojalá podamos leer muchas más, durante mucho más tiempo, porque el caudal de este autor es inagotable) se nos entrega el amor a una tierra, la admiración de alguien que se siente pequeño, pero sabio, ante la grandeza de un entorno. Por si algunos todavía no se habían  enterado, Guadalajara adquiere aquí una dimensión nueva, poderosa, brillante y acelerada.

Dejo aquí caer las palabras que en la contraportada, y a petición del autor, he colgado como acicate a leerle (y en agradecimiento –todo hay que decirlo- a ese soneto de impacto que me dedica en la página 72): “En el aluvión de arroyos que desde los montes bajan hacia los hondos cauces, nacen las palabras de Mañueco para dar vida nueva, nuevo camino, y justificada pirueta a los ríos de Guadalajara. Tierra que da luz al agua, y verso que la mantiene fresca, segura en su camino”.


Un libro, sin duda, que va a gustar mucho, porque nos trae, de nuevo, algo que parecía estar olvidándose: la poesía bien construida y con apoyos en lo local, en lo sustancialmente alcarreño.

A. Herrera Casado

Huertapelayo en el Alto Tajo

Marta Embid Ruiz: Historias y Leyendas de Huertapelayo. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 91. 152 páginas. Numerosas imágenes a color. ISBN 978-84-15537-70-0. PVP. 12 €.
De este pueblecito, mínimo y lejano, agazapado entre los altos cantiles del Alto Tajo, mítico por sus “pelayos” que caminaron el ancho mundo, dando generosos brazos y mentes privilegiadas, y que ha estado a punto de desaparecer pero vuelve a ser de nuevo un lugar de acogida y alegres sones, es de lo que trata este libro escrito por una “descendiente” del pueblo. La historia de Huertapelayo es, realmente mínima, concentrada, olorosa a pinar y a revuelo de palomas. Pero las leyendas que atesora la memoria de sus gentes es lo que, quizás para sorpresa de algunos, más juego da y más sorpresas va a despertar en los curiosos y voraces lectores de lo guadalajareño.
Marta Embid Ruiz (Barcelona, 1975), originaria del pueblo, de donde hace años salieron sus padres, y sus abuelos, es persona ligada a la comunicación: divulgadora, conferenciante y colaboradora en diferentes programas de radio y televisión relacionados con la historia antigua y sus misterios, y además estudiosa de las tradiciones populares de los pueblos de nuestra geografía, ha conseguido en esta obra un bordado perfecto de historias reales y leyendas transmitidas.
Con una estructura simple y clara, este libro nos transmite las esencias de un pequeño pueblo serrano. La geografía nos habla de sus montes, altitudes, clima, flora y fauna. La prehistoria, de sus habitadores primeros, celtíberos por supuesto, y de sus huellas más o menos visibles. El patrimonio, muy reducido a la iglesia y algunas construcciones típicas, nos muestra los brillantes colores del altar barroco de su pequeña iglesia. La Naturaleza se alarga a mostrar paisajes, picachos, cascadas, puentes y fuentes, excursiones posibles… y finalmente los capítulos, entrañables y cordiales, que nos desgranan las leyendas que cuentan en el pueblo, las historias de emigrantes, las tareas de los pinares, los remedios caseros, y un largo etcétera de curiosas noticias sobre el tejido rural y tierno de un pueblo que existe de milagro, porque en Huertapelayo, que por la forma de desarrollarse España en los años 60 del pasado siglo hubiera llegado a desaparecer sin duda, hoy es un lugar de mítica peregrinación, un lugar al que apetece ir, y más después de pasear la vista por las páginas escritas y los grabados coloristas de este libro que Marta Embid ha cuidado tanto, y con él ha conseguido tan excelente resultado.
Pata quienes buscan sugerencias por descubrir. Y para quienes se saben ya lugares y nombres de esta tierra, la casi mágica palabra de Huertapelayo va a meterse de inmediato en sus corazones. Del libro, nuevamente, solo podemos decir cosas buenas, porque es perfecto, está bien escrito y magníficamente presentado. Y de la autora, porque ha demostrado tener muy claro lo que quiere decir, y decirlo con el bagaje justo de palabras y mensajes con que las cosas hondas y sanas (iba a decir santas, pero a tanto no llego) deben decirse. Todos querrán saber (saberlo pronto, claramente, con el jugo de sus propios colores y la nostalgia de sus olores) sobre Huertapelayo. Este libro es el mejor camino para conseguirlo.



Un sabroso recetario tradicional

Antonio Ferrero: Recetario del dulce artesano en Guadalajara. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 90. 256 páginas. Cientos de imágenes a color. ISBN 978-84-15537-68-7. Prólogo de Ana Guarinos. Con la colaboración de la Excmª Diputación Provincial de Guadalajara.
Un nuevo libro que nos entrega recuerdos y sabores de antiguas épocas, realizado con la pulcra capacidad de Aache, gracias a la generosidad que los hijos del autor, ya fallecido, han demostrado al poner al alcance de todos las recetas personales de quien fue “maestro de la dulcería” en la Guadalajara de postguerra.
Antonio Ferrero Boya (1921-2005) artesano del dulce, está reconocido por su aportación a la artesanía del dulce en Guadalajara, siendo sus especialidades más notables los famosos "feos", las pastas de almendra, las pastas de piñones, el turrón de yema, los merengues de café, el huevo hilado, los bizcochos borrachos, las trenzas de hojaldre y el roscón de Reyes. De su vida sencilla y laboriosa poco puede decirse que no tenga que ver con los obradores de las pastelerías. Nacido en Benavente (Zamora), con pocos años y recién casado, se instaló en Guadalajara y nunca salió de aquí, porque siempre dijo que la ciudad alcarreña siempre le había tratado muy bien. La paciencia infinita del señor Ferrero ha sido, quizás, el secreto mejor guardado que, durante más de cincuenta años, hizo que casi toda Guadalajara "se chupase los dedos" con sus exquisitas elaboraciones. Siempre con el lema de "querer hacer las cosas bien", Antonio Ferrero recordaba en la última etapa de su vida la satisfacción que le producía ver a "los chicos y chicas" de Guadalajara comer sus dulces por las calles. Han querido sus hijos cumplir con un último deseo del autor de estas “genialidades gastronómicas”, y que no era más que dejar a la posteridad, en forma de libros, las recetas de sus elaboraciones.
Para cuantos de jóvenes nos acercamos muchas veces a los escaparates de la confitería Villalba, en la calle mayor de Guadalajara, y sentíamos cómo se nos hacía la boca agua al ver aquellas golosinas maravillosas que endulzaban las tardes infantiles (los feos, los hojaldres dulces, los merengues de café, las pastas de piñones…) es ahora emocionante comprobar que todas se han reunido, escritas y fotografiadas, en este libro que es como un tesoro precioso, como un pasaporte a la infancia, y como un legado generoso del que el autor quiso que nos apropiáramos todos. Sus hijos Antonio y Milagros han sabido recoger aquel deseo de su padre, y han conectado con la sociedad no solamente rehaciendo aquellas suculentas nimiedades, sino recogiendo en este libro tan cuidado los afanes de Antonio Ferrero.
La Diputación Provincial de Guadalajara ha entendido también, a la perfección, que ayudando las ediciones de libros como este ayudan a mantener viva la raíz generosa de esta tierra, que de tantos modos se expresa. Un libro sonriente, colorista, sabroso, inolvidable. No se puede pedir más. Hay que tomarlo en las manos, disfrutar con la vista, segregar saliva, y ponerse a la tarea de reproducir, de cualquier manera, estas delicias…

Aldeanueva de Guadalajara, sorpresa mudéjar

Mariano Rueda Juan: Aldeanueva de Guadalajara. Perfiles de su historia. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 92. 136 páginas, muchas ilustraciones. ISBN 978-84-15537-71-7. 12 €.

Cercano a la capital, con un nombre claramente de repoblación, la villa de Aldeanueva de Guadalajara tiene una historia sencilla y lineal, como cualquier otro pueblo de la Alcarria, y aparece en el horizonte sobre la meseta cerealista como un espacio habitacional simple y rural. Sin embargo, tras la vestimenta banal ofrece muchas sorpresas. Y el escritor don Mariano Rueda se encarga de desvelárnoslas.
Es la primera la situación del pueblo en el siglo XVI, cuando enviaron las Relaciones Topográficas de la villa al rey Felipe II. Se sigue de muchas otras averiguaciones en cuanto al estado del pueblo, distribución de su población, personajes que la poblaron, etc. Entra muy en detalle con algunos asuntos curiosos, especialmente el del largo pleito que Aldeanueva mantuvo con los vecinos de Atanzón respecto a la propiedad de tierras y derechos sobre el antiguo lugar de Centenera de Suso, del que hoy quedan importantes restos y al que se nombra “El Santo” porque destaca en el horizonte su gran mole eclesial, entre los trigos. Además refiere la polémica que a principios del siglo XX se originó entre sus habitantes y autoridades por mor de la epidemia de gripe que asoló la tierra, y que también en Aldeanueva dejó su reguero de muertes y desgracia.
En cuanto al patrimonio, Rueda Juan analiza con todo detalle los elementos que puede el viajero admirar como son, especialmente, la iglesia parroquial, joya del románico mudéjar, reproduciendo numerosas fotografías, detalles, planos, etc de este sorprendente edificio. También habla y data la ermita de la Soledad y el calvario de piedra berroqueña que aún entero adorna al pueblo, como uno de sus símbolos monumentales.
En definitiva, un libro sencillo que viene a recopilar todos los recuerdos históricos (sus perfiles) de Aldeanueva de Guadalajara, de sus gentes, autoridades, fiestas, anécdotas y patrimonio. Imprescindible para los que coleccionan y atesoran todo tipo de información impresas sobre nuestros pueblos alcarreños.


El autor de este libro, es Mariano Rueda Juan, Licenciado en Derecho. Dedicado en parte a la política, durante ocho años ocupó un escaño como concejal en el Ayuntamiento de Cuenca y cuatro como Diputado Provincial, asumiendo labores en el área de cultura de dicha institución. Es además autor de los libros: “Noticias de Fuertescusa” y “Vida y milagros del venerable Fray Sebastián de Santamaría”. En la actualidad ejerce como abogado, siendo su pasión la investigación histórica y la divulgación de temáticas locales.

Para estar a gusto, La Concordia

Pradillo y Esteban, Pedro J.: “El Paseo dela Concordia. Historia del corazón verde de Guadalajara”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. 208 páginas, 20 x 20 cms. grabados en color. Encuadernación en cartoné.

En el camino de los análisis históricos y patrimoniales, nos llega ahora este magnífico estudio del doctor Pradillo Esteban sobre el más antiguo y clásico de los parques de la ciudad de Guadalajara.
Se trata de un libro con edición muy cuidada, muchos gráficos y cómoda tipografía, en el que el autor aborda la memoria de esta parte latiente de la capital a través de dos grandes partes: la primera, es el estudio histórico y documental. La segunda, un anecdotario a través de escritos ajenos, recortes de periódico, y fotografías antiguas.

Los nombres del Parque

Desde su creación en 1854, el Paseo de la Concordia ha recibido diversos nombres. El primero, y que hoy mantiene, se refería a la amistad convenida entre unos y otros partidos políticos, tras los años de tensiones y aún enemistades violentas. Este nombre fue propuesto por don José María Jáudenes, gobernador civil de la provincia a la sazón, quien además pidió que se pusiera su nombre a la calle que, en redondo, rodea al parque, tal como hoy lo hace la calle del capitán Boixareu Rivera.
El segundo de los nombres, lo recibió en 1937, en plena Guerra Civil. Una asociación “cultural” propuso que se le diera el nombre de Parque de la Unión Soviética, que mantuvo hasta la primavera de 1939 en que pasó a ser denominado con los apellidos del protomártir de la sublevación: José Calvo Sotelo. Al fin, llegó el razonamiento clásico y recuperó el nombre inicial, de La Concordia, en 1981, a petición del alcalde Irízar.

Los inicios del Parque

Sobre las eras de la ciudad, demasiado cercanas ya al área habitacional y cse coaligaron para dar nacimiento al primertomn que pasodea al parque, tal como hoy lo hace la calle del capithacerlo, no pareceéntrica, tres nombres se coaligaron para dar nacimiento al primer parque de Guadalajara. Concebido como un paseo, despejado y con árboles, el alcalde don Francisco Corrido, con visto bueno de su corporación municipal, y la autorización del gobernador civil Jáudenes, encargó el proyecto al profesor de la Academia de Ingenieros militares, don Angel Rodríguez Arroquía, quien diseñó las obras. El paseo, finalmente, se inauguró a las puertas del verano, concretamente el 13 de junio de 1854. Se componía de “un paseo central y dos bandas de jardines, rodeado todo por las calles del perímetro”.
A lo largo de los años fue cuidado y protegido por el Ayuntamiento, que sabía era este de La Concordia un espacio que daba prestigio a la ciudad, y que se convertía, rápidamente, en punto de encuentro de la ciudadanía. Ello conllevó numerosas mejoras, paulatinas remodelaciones, y añadidos como especialmente el muro de piedra que se construyó, a inicios del siglo XX, para separarle de la calle “Carrera de San Francisco”.
Se fueron añadiendo fuentes, remodelando los jardines, y el gran kiosko de la música, que se levantó en 1915, diseñado por el arquitecto municipal Francisco Checa. Se pusieron algunos elementos constructivos en su interior, siempre livianos y que por ello fueron efímeros: una biblioteca, algún puesto de bebidas, un tablado para la música, una sala para proyecciones de cine… el libro de Pradillo nos va dando pormenorizadas esas aportaciones, con años, nombres y decisiones. Los arquitectos municipales siempre fueron responsables de las actuaciones y mejoras de La Concordia.

Tiempos modernos

Tras la Guerra Civil, con la ciudad destruida, también al Parque le llegó la hora de mejorar, y dinamizarse. Una de las transformaciones que aún permanece es la vía transversal que se le abrió desde San Roque a la Carrera, con el objeto de que pudieran desfilar, y pasear sin problemas, los cadetes que desde 1940 se alojaban y formaban en la Academia de Infantería que provisionalmente se instaló en el recinto de las Adoratrices. Hoy se ha mantenido y se ha colocado una fuente luminosa en su centro.
También en 1954 se le pusieron dos grandes pilastras que señalaban, y siguen señalando, la entrada principal del parque. Todavía el primer Ayuntamiento democrático intentó grandes reformas, casi espectaculares, como la eliminación del muro hacia la Carrera, la erección de columnatas con estatuas, etc, que no se llevaron a cabo, quedando como hoy lo vemos, satisfecho él, y sus paseantes, del aire decimonónico que aún tiene, a pesar de haberle sumado (y luego retirado) algunas cosas, como bares, bibliotecas, estatuas… Precisamente de esas estatuas, las que hay ahora, las que hubo antaño, hace una relación curiosa y muy ilustrativa de lo que en cada tiempo la ciudad ha considerado “carne de mármol” o recuperación de antigüedades dignas del marco verde de las plantas.

El autor de este libro, como colofón de su estudio histórico y documental, plagado además de imágenes, planos, grabados, fotografías de festividades t desfiles… propone en su epílogo que se recupere aún más nítidamente el aspecto inicial, eliminando (por ejemplo) los falsos montículos que le hacen perder perspectiva, o aumentar el espacio de la explanada central que permita el uso del parque en todas las estaciones.

La segunda parte de esta obra, la titula Pradillo de “Crónica ilustrada”, y en sus páginas van apareciendo crónicas periodísticas, textos de actas municipales, versos de Luis Cordavias, retratos de tipos clásicos del entorno, como “el Arenero”, Perico “el Buche”, Cesáreo “el Barquillero” o el guarda Bernardo a quien muchos aún recordamos con su ancha banda de cuero y la insignia metálica que le confería un poder omnímodo.
Muchos de esos textos son testimonio escalofriante de hechos reales, y otros son sueltos y gacetillas de anécdotas desternillantes. Los firman Salvador Toquero, Rubén Madrid, Jesús Orea, Pedro Aguilar, Gil Montero, Ochaita y los redactores de “Flores y Abejas” y “Nueva Alcarria”.


Con todo ese material, dispuesto en una agradable y manejable formato de libro cuadrado, entre imágenes continuas y evocadoras de tiempos plapitantes, discurre este libro que muchos alcarreños van a tener, desde ahora, como de cabecera, porque por más que se lea y se relea, siempre nos sorprenderá algo nuevo y divertido.

La Caballada de Atienza

Gismera Velasco, Tomás: La Caballada de Atienza. Aache Ediciones. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 72. Guadalajara, 2009. 88 páginas, fotografías en color y B/N. ISBN 978-84-96885-71-4. PVP. 9 €.


La Caballada de Atienza es una de las fiestas castellanas más conocidas. Tiene más de 800 años de existencia, y recuerda con su celebración el sacrificio que hizo la gente de Atienza, particularmente sus recueros o transportistas de mercancías con mula, al salvar la vida del joven rey Alfonso VIII cuando estando en la villa fue sometido a un acoso por parte de su tío el rey Fernando de León.
Memorando aquella actitud de todo un pueblo, quedó la costumbre de reunirse, el domingo de Pentecostés, los hombres de la cofradía de la Santísima Trinidad, montados a caballo y vestidos con sus capas pardas, para peregrinar a la ermita de la Virgen de la Estrella, y en los alrededores del castillo-fortaleza entretenerse echando carreras.
De aquella costumbre derivó la actual fiesta, más compleja de ritos, de búsquedas, de proclamas y subir y bajar por las calles. La esencia, que es el compañerismo de los cofrades, su ideal de salvar Castilla, su elegancia en el vestir y en la carrera, eso ha quedado y se mantienen incólume por los miembros de la Cofradía.
Uno de ellos, que ha sido muchos años su prioste, ha escrito un libro magnífico, entretenido y útil. Tomás Gismera Velasco ha escrito una “Guía de la Caballada” que supone decir con detalle la sucesión de ritos de la fiesta, desde el viernes tarde hasta el domingo. Y que cuenta su historia, sus costumbres, sus nombres antiguos, dando además un conglomerado denso y hermoso de fotografías y grabados de los personajes que identifican a la fiesta.
A través de sus 88 páginas y con muchas fotos en color, este libro da la noticia justa, fundamental y suficiente para con ella ir a contemplar, en la próxima primavera, el correr de caballos y caballeros por las cuestudas callejas de esta medieval villa. El libro es, en cualquier caso, un modelo de sincretismo y claridad, una guía perfecta para conocer una fiesta.

La fuente de los cuatro caños, de Pastrana

Carlos Clemente San Román; Aurelio García López: “La fuente de los cuatro caños de Pastrana”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2003. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 43. 120 páginas.

Con motivo de la restauración de este elemento patrimonial alcarreño, el director de la actuación, el arquitecto complutense Carlos Clemente, y el historiador de la misma Universidad de Alcalá, Aurelio García López, han elaborado una publicación en la que además colaboran Antonio Sánchez-Barriga Fernández, y María del Carmen Seoane Fernández, cada uno escribiendo un amplio capítulo referente a la historia del monumento, a su estructura y uso, a las tareas de restauración que han sido precisas para su recuperación, y al más interesante, quizás, de todos los temas, la iconografía y simbolismo del monumento.
Con la brevedad, y el buen gusto de las ediciones de Aache en estos libros monográficos que conforman la Colección “Tierra de Guadalajara” (de la que este libro es el número 43, los autores van desgranando sus conocimientos y haciéndolos llegar al lector, que los recoge con sencillez y claridad. Muchísmas fotografías, de conjunto y de detalle, más planos, realzan el valor de este estudio. En él se concreta, por parte de Aurelio García, la época y el autor que construyeron la fuente, y que no fueron otros que Francisco de Tuy, en 1588, aunque posteriormente sufrió reformas, cambios, hasta esta última de 2002, en que a la fuente se le ha saneado y devuelto su primitivo aspecto, que es verdaderamente espectacular.

El libro dedicado a “La Fuente de los Cuatro Caños” de Pastrana tuvo una demanda muy grande en los primeros momentos, pues muchos habitantes de la alcarreña villa quisieron tener la amplia documentación que hablaba de su fuente más querida y de sus avatares. En estos momentos, se considera un libro raro y difícil de encontrar, pero siempre abierto a entregarnos su enorme carga de información y el atractivo de esta pieza patrimonial de la Alcarria.

Para viajar por el Señorío de Molina

La oportunidad de conocer el Señorío de Molina

Enclavado en el corazón de la Península Ibérica y en el tercio más oriental de la provincia de Guadalajara, se encuentra un frío y seco altiplano surcado por profundos cañones y sometido a uno de los climas más duros del país.
Junto a su baja población y a su alejamiento de las principales vías de comunicación, la orografía y el clima convierten al Señorío de Molina en uno de los territorios más desconocidos, inexplorados y sorprendentes de España, una comarca aislada de paisajes bellos y agrestes que ha generado su propia historia y desarrollado unas costumbres y una arquitectura dotadas de una fuerte personalidad.
A eso se le puede añadir una historia común, distinta al resto de España, porque estuvo aislada e independiente de Castilla y Aragón durante dos largos siglos de la Edad Media, y después siempre ha exigido el reconocimiento de su peculiaridad, sus fueros y sus costumbres organizativas.
Molina y su Señorío está dividida en cuatro sesmas, en cada una de las cuales forman 20 pueblos, y cada uno de ellos está dividido en cinco quiñones. En todos los pueblos luce su plaza, su iglesia, algunas casas grandes, muchos pairones y algunos castillos. Ciertas iglesias, que no fueron transformadas en los años de riqueza y ganadería, conservan su estilo románico.
El conjunto del Señorío molinés se constituye como un lugar ideal para viajar y hacer por él este turismo de interior que requiere paciencia, entusiasmo y capacidad de emoción. El viajero se encontrará con esos paisajes nuevos, impresionantes en elParque Natural del Alto Tajo, y poéticos en las parameras del Campo y el Pedregal.

Un libro perfecto para conocer Molina

En el contexto de la gran colección “Tierra de Guadalajara”, de la editorial Aache, como número 75 de la misma, se ofrece el libro El Señoríode Molina, paso a paso que es un volumen de 128 páginas, densamente ilustrado con fotografías, planos, grabados y mapas, en el que se aportan todos los datos, bien organizados, para que el lector pueda conocer el Señorío y recorrerlo con seguridad llevando en la mano esta pequeña obra. Los autores, de toda solvencia en temas provinciales, son Antonio Herrera Casado, cronista provincial, y estudioso de la Historiadel Señorío y de su patrimonio, y Luis Monje Arenas, biólogo y director del Servicio de Fotografía Científica de la Universidad de Alcalá, conocedor hasta el último detalle de la geografía, botánica, fauna y detalles físicos del territorio.
Entre ambos autores consiguen un libro encantador. Muy bien planificado y maquetado, con excelentes fotografías a color, obra de Monje, reconocido unánimemente como fotógrafo digital de primer nivel, y con textos claros y descriptivos. La obra se plantea para que cualquier viajero que desee conocer al detalle este territorio pueda hacerlo con facilidad.

Apoyo al Turismo Provincial

Este libro viene a formar en la vanguardia de las actividades que se realizan actualmente para apoyar el turismo en Guadalajara. Si desde las instituciones oficiales (Diputación Provincial de GuadalajaraJunta de Comunidades de Castilla la Mancha, y ayuntamientos) se está haciendo un evidente esfuerzo para, con los caudales públicos, animar la oferta turística y crear posibilidades de visita, este libro viene a servir de paradigma de lo que conviene hacer: un estudio profundo y profesional del territorio, unas ilustraciones cabales, y una conjunción de texto e imágenes bien acordadas, para que todo lo que se quiera saber esté al alcance del lector. Y esto desde una perspectiva empresarial privada, lo que supone que el libro sevende (10 Euros ejemplar) y eso siempre es la garantía de que se guarda, para siempre. Porque los folletos turísticos, está demostrado, duran en la mano del viajero lo que dura el viaje, nada más

Viaje por las costas españolas

Juan Pablo Mañueco Martínez: “España, mareas de tus tresmares”. Editorial Aache. Guadalajara, 2015.  212 páginas. 17 x 24 cms. ISBN 978-84-15537-81-6. PVP 20 €.

Nuevo y sorprendente, este viaje literario por las costas españolas que nos ofrece Mañueco Martínez va a servir para que conozcamos mejor nuestra Patria, tan diversa y expresiva, para que también la amemos más, para que tengamos progresivamente nuevos deseos de visitarla, de mirar el mar que la rodea desde sus costas valientes.

Desde el castellanismo sincero y meditado que practica el autor, la vista del poeta se entretiene por todas las costas españolas. Desde la vasca a la catalana, pasando –como es lógico- por la costa castellana, que lo fue y aún sigue siéndolo, la costa cántabra.

En un diálogo permanente, con sus poetas más representativos, el escritor Mañueco va desgranando sus impresiones sobre las costas españolas, y a un mismo tiempo va divagando sobre las cosas españolas, siempre en la compañía de sus poetas más admirados, aquellos que en cada lugar donde nacieron o vivieron dijeron también sus sonados versos hacia el mar, con la voz clara de quien sabe lo que dice, y lo dice con sentimiento, y con la seguridad de la voz navegará libre, por el ancho caudal de las aguas.

Ya en la portada de este libro recibimos una pista de qué va el libro: de España, de sus mares, y de sus poetas, porque abajo aparecen retratos de algunos, lo más conocidos, que dieron en cantar también a las costas de su tierra. En el País Vasco, Mañueco se alía con Xabier de Lizardi, Unamuno y Blas de Otero, y en Cantabria lo hace con Gerardo Diego, para en Asturias echar mano de Ramón de Campoamor.

En Galicia comparte emociones con don Ramón María del Valle-Inclán y con Martín Códax, mientras que a su por Portugal dialoga con Fernando Pessoa (o alguno de sus heterónimos) y con el clásico Luis de Camoens. En llegando al occidente de Andalucía, no lo duda, y entabla conversación con el gran poeta marinero, con el gaditano Rafael Alberti.

Son luego Federico García Lorca quien le sirve de introductor para los poemas de la costa de Andalucía, y Carmen Conde la que le ayuda a bogar por las aguas de la región murciana. Y Miguel Hernández y Ausías March los que le guían por el litoral valenciano. Finalmente, Joan Maragall, Pere Gimferrer, Joan Manuel Serrat y Salvador Espriu hacen de pilotos por Cataluña.

Con estos compañeros de viaje, Mañueco teje un gran tapiz. Sin duda es uno de sus libros más logrados, más redondos y, por supuesto, mejor escritos. Porque tiene un hilo conductor muy claro, y aunque en un par de ocasiones introduce  algunas páginas con textos en prosa o con una micropieza dramática, sirven además para poner en armonía a este libro “mareas de tus tres mares”, con el anterior y posterior de su autoría, el que se dedica a la búsqueda de Machado, y el que narra la conquista de Sevilla por los castellanos.


Una obra, en resumen, fácil y agradable de leer, llena de coloristas descripciones, de referencias literarias y poéticas, muy española. Porque todo lo que escribe Mañueco rezuma españolismo y densidad de querencias.

Un clásico de la Odontología

Bustos y Angulo, Ventura de: “El conservador de la dentadura y de los niños en la dentición”. Edición facsímil de la de 1807 (Madrid, Imprenta de Villalpando). Con estudio previo del profesor Francisco Javier Sanz. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. Colección “Clásicos de la Odontología Española”, nº 3. Tamaño 17 x 24 cms. Encuadernación en tapa dura. 110 páginas.


Un nuevo ejemplo de la abundante literatura clásica sobre temas odontológicos españoles, en este caso concretamente la obra de Ventura de Bustos, que a principios del siglo XIX tuvo gran repercusión en España, pues daba consejos y proponía el “arte sencillo de conservar por sí mismo esta parte preciosa sana, firme y blanca, y libertarse de sus terribles dolencia, con otros avisos interesantes a la vida y salud”.  Aunque muy poco se sabe de la vida y obra de Bustos, sí que aprovecha Sanz los escasos datos habidos para centrar al personaje y explicar cómo se desarrollaba y ejercía la profesión de “cirujano dentista” (así se autodenominaba) a principios del siglo XIX. Este libro ofrece en formato facsímil sobre papel ahuesado el libro más interesante que nos dejó Bustos, y sirve una vez más a estudiosos y curiosos para concretar las habilidades que los dentistas tenían pero, sobre todo, manifestar la forma en que ya entonces se practicaba una “medicina preventiva” que era lo que se trataba de conseguir con esta obra, que tuvo tanto éxito en España, que se vió reeditada varias veces. Un aplauso al profesor Sanz Serrulla por seguir adelante en este trabajo, encomiable, de dar vida a la biblioteca de “Clásicos de la Odontología Española” de la que este tomo forma ya el número 3.

El castillo de Zorita de los Canes

Layna Serrano, Francisco: “El castillo de Zorita de los Canes”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. Colección “Tierra de Guadalajara”nº 93. Tamaño 13,5 x 21 cms. 96 páginas. ISBN 978-84-15537-82-3. PVP, 9 €.

Con la siempre cuidada presentación de los libros acogidos en la colección “Tierra de Guadalajara” aparece ahora un viejo texto de Layna, que cobra inusitada actualidad, al mostrarnos la historia y la estructura de un castillo que, progresivamente, va saliendo de su ancestral ruina y recobrando –muy lentamente– su prestancia. El castillo es el que escolta la ribera izquierda del río Tajo, empinado sobre un roquedal fortísimo, el de Zorita delos Canes.
Aunque el libro aparece firmado por Layna Serrano, de quien recoge el texto íntegro que dedicó a esta fortaleza en su libro enciclopédico sobre los “Castillos de Guadalajara”, proporciona otros datos sobre el mismo, especialmente una actualización de su visita, con una ruta guiada por el monumento, detallando por orden su estructura, sus elementos (puertas, salas, subterráneos, sepulcros…) y las numerosas opciones que el viajero tiene para disfrutar y aprender de este viejo testimonio.
Unos párrafos iniciales nos ponen al día de lo que es el libro y el monumento del que trata. Un segundo escrito nos dice de Layna Serrano y su época. Y finalmente el libro se abre ante la siempre viva literatura del cronista guadalajareño, quien trata inicialmente en la primera parte de la estructura del castillo, y en la segunda, nos deleita con la narración de su historia, salpicada de leyendas. Entre medias, aparecen unas páginas a color en las que se da referencia exacta de los elementos que constituyen hoy la visita imprescindible de esta alcazaba, una de las más grandes y de las más importantes históricamente de todo el reino castellano.

Acaba el libro con un par de apéndices, uno es el texto que las Relaciones Topográficas de Felipe II dedicaron al minucioso análisis del castillo, y otro son las notas bibliográficas que aporta el autor a su texto. Docenas de fotografías, planos, croquis, dibujos y esquemas complementan esta obra, que servirá hoy principalmente a los amantes de los castillos (cada día en mayor número) y a los viajeros que desean recorrer la tierra alcarreña con información amplia, garantizada, que va más allá de las cortas frases que aparecen en los folletos turísticos. En este libro está entera la vida (larga y secular) del castillo de Zorita. Una monografía simpática y útil, sin duda.

Monumental estudio sobre el arte barroco en Sigüenza

Marco Martínez, Juan Antonio: “Arquitectura Barroca en el antiguo obispado de Sigüenza”. Tomo I: Maestros de Obras, 344 págs. Tomo II: Documentario, 680 págs. Tamaño: 17 x 24 cms. ISBN: 978-84-15537-75-5 y 978-84-15537-76-2. PVP: 15 €. Cada tomo.

Estamos ante una obra eminentemente documental, un estudio concienzudo (años le ha llevado al autor recopilar cuanto expone en estos dos tomos) en el que se desvelan muchos nombres, muchos datos y muchas anécdotas acerca de los edificios religiosos y aún civiles de la diócesis de Sigüenza, que en el título se califica de antigua porque durante los siglos precedentes esta diócesis abarcaba cientos de pueblos no solamente en el norte de la provincia de Guadalajara, sino también en las fronteras meridionales de las de Segovia, Soria y Zaragoza. Los datos revelan noticias acerca de pueblos como Sigüenza, por supuesto, pero también Atienza, Molina de Aragón, Cogolludo, Jadraque, Ayllón, Medinaceli, etc.

En el primero de los tomos, dedicado al estudio de los “maestros de obras” en la diócesis seguntina, durante los siglos XVII al XIX, con elementos artísticos barrocos, el profesor Marco aporta una primera parte dedicada a la estructura arquitectónica, los aspectos económicos, la funcionalidad litúrgica y una serie de cuestiones generales, tras las que pasa a estudiar los artistas, en este caso un abultado número de maestros de obras que producen edificios en esa época.

El estudio de la segunda parte del primer tomo se centra en los “maestros montañeses”, sorprendiéndonos con una gran cantidad de artífices venidos de la Montaña Santanderina. La mayoría son familias, muy nutridas, en las que las artes constructivas, y sus secretos, pasan de padres a hijos, de estos a nietos, etc. Son espléndidos los estudios sobre la saga de los De Villa, del Castillo, los maestros de Noja y los Ylisastigui, como familias con varios maestros en cada una, más otros sueltos como los maestros procedentes de las Juntas de Siete Villas, Cesto, Ribamontán, Cudeyo y otros lugares cántabros. Creemos que el análisis de esos numerosos y bien trabados grupos de maestros de obras montañeses tiene en este libro su expresión máxima.

También presenta la obra de otros maestros que actúan en el territorio seguntino, y que han adquirido su fama en otros lugares, haciendo aquí obras espléndidas, como son, entre otros, Francisco de Quevedo, maestros mayor de las obras de los duques del Infantado en Guadalajara y su tierra, o Antonio Sancha y sus hijos, sin olvidar las aportaciones de la saga de los Armero, o de Francisco Javier Delgado y sus hijos. De cada uno de ellos aporta datos biográficos, y descripciones de sus obras, que fueron repartiéndose, a cientos, por los pueblos grandes y chicos del obispado. Sorprendente, sin duda, digna de aplauso, la tarea ingente de Juan Antonio Marco Martínez en este estudio de arquitectura y arquitectos barrocos.

El segundo de los tomos, más abultado aún (entre los dos superan las 1.000 páginas) es el dedicado a la reproducción de los documentos sobre los que construye el estudio. Ordenados alfabéticamente por pueblos, en cada uno especifica el título del documento (aunque normalmente suele ser una serie que incluye todo el proceso constructivo, desde el pedimento, las condiciones, las trazas, la licencia y la tasación), el lugar donde se encuentra el documento (archivo, generalmente el diocesano de Sigüenza), los costes, los nombres de los maestros intervinientes, y algunas notas. Además, muestra numerosas trazas que se reproducen a página entera. El total de documentos supera el medio millar.

En definitiva, y sin entrar en detalles porque sería una tarea excesiva, el libro que ha escrito y publicado en Aache el profesor Juan Antonio Marco Martínez viene a darnos la gran clave de la arquitectura barroca en Sigüenza y su obispado. Edificios analizados, maestros descubiertos, documentos inéditos… para los estudiosos del tema, algo impresionante, fundamental, una pieza básica. Y para todos los que gustan tener bibliografía alcarreñista bien fundamentada, una obra imprescindible. Solicitar un ejemplar.


Una antigua batalla

Mañueco Martínez, Juan Pablo: "La Virgen de las Batallas". Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. 174 páginas. Dibujo de la cubierta, de Tomás Barra.

Una familia de juglares llega desde Sevilla hasta la plaza del Mercado, de Guadalajara, a finales del año 1248, para informar de que la taifa y la ciudad musulmana de Isbilia ha sido reconquistada por una coalición de fuerzas castellanas, españolas y europeas al mando del rey Fernando III de Castilla.

A través de una representación escénica de estos juglares asistimos a la narración de la reconquista de Córdoba, de Jaén y finalmente de la propia ciudad de Sevilla, en la que hace su aparición la Marina de Guerra de Castilla, a cuyo frente está su primer Almirante, Ramón Bonifaz, el “ome de Burgos” como le llama la “Estoria de España”, de Alfonso X el Sabio.

Mediante esta apasionante novela conocemos todos los entresijos de la España de mediados del siglo XIII, recorriendo los campos de Guadalajara, Sigüenza, Atienza, Hita, Toledo, Córdoba, Jaén y Sevilla.

También presenciamos la construcción de la Armada castellana en los astilleros de Santander y Laredo y otras villas del norte y sus combates contra la flota benimerina en el Atlántico hasta que, remontando el curso del Guadalquivir, arribe a la fuerte ciudad de Sevilla, donde tendrá que enfrentarse con sorpresas y peligros aún mayores.


Una talla de la Virgen que hoy se muestra en la catedral de Sevilla, la “Virgen de las Batallas”, recorrerá toda esta geografía para acudir a la cita que tiene con la silla de montar  del rey Fernando III, antes de que comience la batalla decisiva.

Acabar comentando de este libro que puede suponer una más que recomendable lectura para el verano, tanto por la variedad de su estilo, como por lo apasionante de las aventuras que en él se narran, dichas todas con el mejor lenguaje del que sabe usar Mañueco. La cubierta, debida a la mano hábil del artista alcarreño Tomás Barra, avalora esta interesante libro de historias y literatura.

Vida y obra del Marqués de Santillana


Herrera Casado, Antonio:“El marqués de Santillana. Marco, ruta y significados vitales”. Aache Ediciones, Guadalajara, 1998. ISBN 84-87743-93-5. 84 págs., grabados diversos. 6 Euros.
Una completa monografía sobre uno de las figuras históricas claves en el desarrollo de la ciudad de Guadalajara: trayectoria vital, política y aliento cultural sobre la ciudad y provincia de Guadalajara. Con motivo del sexto centenario del nacimiento de esta figura del Renacimiento español, y eje durante la primera mitad del siglo XV de la vida política y cultural de Guadalajara, se presenta esta obra que ha resultado ser definitiva para el conocimiento preciso de este personaje en todas sus dimensiones.

Iñigo López de Mendoza fue hijo del almirante Diego Hurtado de Mendoza y de Leonor de la Vega. Le casaron muy joven, a los 14 años de edad, en 1412, con Catalina de Figueroa (1412), hija del maestre de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa, y gracias a ello pudo formar su formidable patrimonio, hasta el punto de convertirse en uno de los grandes de España más poderosos e influyentes del siglo XV castellano.

Desde muy joven intervino en la compleja política de su tiempo, primero con don Fernando de Antequera, y más tarde con su hijo, el Infante Enrique, pasando luego al servicio directo de Álvaro de Luna. Su participación en las diferentes ligas y confederaciones de la nobleza castellana fue decisiva. De todo obtuvo importantes beneficios. Mantuvo a lo largo de su vida la fidelidad al rey Juan II, aunque se enemistó con Álvaro de Luna a partir de 1431. No por ello militó en el bando de los aragonesistas; en la batalla de Olmedo (1445) participó en las filas del ejército real,  tras lo cual el rey le concedió el marquesado de Santillana, espacio de la cordillera cántabra en la que había heredado importantes territorios de su madre. Iñigo López contribuyó claramente a la caída de Álvaro de Luna (1453), y a partir de entonces comienza a retirarse de la política activa. Su última gran aparición se produce en la campaña de Granada de 1455, ya bajo el reinado de Enrique IV. Después se retira a su palacio de Guadalajara para pasar en paz los últimos años de su vida.

Huérfano de padre desde muy pequeño, y también de madre en su adolescencia, se educó en la refinada corte aragonesa de Barcelona, donde mantuvo relación cultural con Jordi de Sant Jordi, copero, y Ausias March, halconero real, reuniendo a lo largo de su vida una notable biblioteca, que después quedó en la casa del Infantado y de los Osuna. Su idea de la literatura, aun tras haber pasado a los anales de los más altos poetas castellanos, es todavía estrictamente medieval, según se refleja en el famoso Proemio, o carta prologal a la colección de sus obras enviada a don Pedro, condestable de Portugal, que se tiene, con exageración de algunos, como la primera «historia de la literatura española».

Según la referencia bio-bibliográfica que en la Historia de España de Alianza Editorial (Madrid 1991) dirigida por Miguel Artola, escriben Juan Carlos Mainer y César Olivera Serrano, la obra del marqués de Santillana “es en realidad un reflejo de las ideas de poesía como ciencia y de la teoría de los estilos heredadas del siglo anterior y, en su aspecto más interesante, un testimonio del cambio de gustos nacido al calor de novedades internacionales que cita: el dulce stil nuovo italiano, el alegorismo francés de Alain Chartier y el Roman de la Rose y, sobre todo, el alegórico modo introducido en España por Francisco Imperial. En el estilo elevado que éste introdujo en el Cancionero de Baena— al que son consustanciales el ritmo acentual muy marcado del verso de arte mayor (dodecasilábico), el cultismo léxico crudo, la referencia mitológica y la alegorización sistemática— escribió Santillana sus composiciones poéticas de mayor empeño: Defunción de Don Enrique de Villena, Coronación de Mosen Jordi, Infierno de los enamorados, y la más larga Comedieta de Ponza, donde se lamenta de la derrota naval sufrida por Alfonso V de Aragón y alude a su victoria final (de ahí, como en su modelo Dante, el curioso título de «comedia», que apunta al final feliz de los hechos).

Sobre modelos petrarquistas y dantescos escribió también sus cuarenta y dos sonetos «al itálico modo», primeros en la lírica española tras un par de Villalpando. Al tono moralizante y más simple de expresión corresponden su Doctrinal de privados (feroz ataque contra el de Luna), los Proverbios de gloriosa doctrina y el diálogo de Bías contra Fortuna, quizá el que reúne más afortunados momentos en la glosa de tópicos senequistas y en su presentación de un tema —las mudanzas de fortuna— tan de su época. Más numerosas son sus poesías de tema amoroso al modo cancioneril: entre ellas tienen particular relieve sus encantadoras serranillas (donde el tradicional encuentro amoroso de serrana y señor se estiliza mucho sobre los modelos anteriores) y el Villancico a sus tres hijas, atribuido en algunos lugares a Suero de Ribera, que ensarta con delicada gracia cancioncillas”.
En este libro de Herrera Casado, se atiene el autor a la sistemática estructuralista para analizar la vida y obra del marqués de Santillana. Y así surge el análisis de los ancestros, viendo al marqués como heredero de una estirpe larga, antigua, los Mendoza. Analizando luego las fechas claves de su vida, y entrando después en el examen de los hitos principales de su obra: la política, la literatura, el arte y la familia.

Es la estructura de esa vida y obra la que ocupa la parte principal del libro, viendo primeramente el marco vital (el territorio y la historia), luego la ruta vital (nacimiento y educación, ejercicio político, ejercicio señorial, ejercicio humanista, ejercicio literario y protector de las artes) acabando con los significados vitales, que son la Guerra y la Paz, discurriendo numerosas de sus anécdotas a través de las facies múltiples de esos dos antagónicos presupuestos.


El libro, pequeño, de 80 páginas, se lee con facilidad y supone el apoyo para cualquiera que decida saber, en serio y rápidamente, quien fue Iñigo López de Mendoza, y qué fueron sus hechos, sus obras, sus recuerdos. 

Tradiciones populares en un lugar de La Mancha

Castellanos Fernández, Francisca: “Villamayor de Calatrava. Tradiciones populares de transmisión oral. Coplas, romances, cuentos y leyendas”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2014. 200 páginas. Tamaño 17 x 24 cms. 18 €

Un libro que nos entrega, recuperados de arcanos arcones, un sin fin de textos viejos y tradicionales, un mar de leyendas formadas con la sonoridad del romance, con el misterio de los cuentos, con la alegría de las coplas. Es este un libro que viene feliz a ofrecernos un recorrido por las tradiciones populares de Villamayor de Calatrava.
Ha pasado la autora largos años recogiendo de la voz de sus mayores, este sin fin de coplas y cuentos, y con paciencia los ha armado en forma de libro, con unas explicaciones previas, y con la imponderable galanura de entregárnosla ordenadas y asentadas en un libro de fácil lectura, con su índice más que suficiente para encontrar los que se busca.
Este libro se introduce en un tiempo histórico en el que la voz del romance, el sonido de la zambomba, y el calor de la lumbre propiciaron momentos únicos en los hogares de esta población manchega. Al sur de Ciudad Real, y no lejos ya de las suaves ondulaciones de Sierra Morena, Villamayor de Calatrava fue durante siglos un lugar diana de consejas y canciones: la tradición popular, la alegría y la filosofía del buen vivir, marcada a fuego sobre los recuerdos de quienes vivieron aquellos días.
Paquita Castellanos tiene por objetivo rescatar una herencia familiar que está hecha de palabras, de cantares, de coplas y leyendas, bien estructuradas, y añade el valor de clasificarlas, valorarlas y salvaguardarlas para las futuras generaciones.
Especialmente interesante es el estudio inicial sobre la poesía y las zambombas en la Navidad de Villamayor de Calatrava. Pero también aparecen los antiguos juegos, y las canciones infantiles… un mundo redondo que no debe olvidarse.
Por todo ello consideramos este libro como fundamental para añadirse a la ya larga exposición de aportaciones costumbristas sobre la Mancha sureña. En la cubierta un viejo molino y la silueta recortada en chapa de don Quijote, nos dicen que la Mancha es larga y es abierta: en esta obra además se nos ofrece su caudal, riquísimo, y por desgracia casi perdido, de muestras escritas (que antes fueron habladas y cantadas) de su folclore más íntimo.


A.H.C.

Poemas con fuerza y fantasía




Mañueco, Juan Pablo: "Cuarenta Sonetos Populares y cinco canciones diversas". Aache Ediciones. Guadalajara, 2014. 100 páginas. ISBN 978-84-15537-63-2. 12 €.

Un nuevo libro de Juan Pablo Mañueco, en el que nos brinda la fuerza de su verso retumbante, sonoro y bien escrito. En este libro se juntan muy diversos temas, salidos todos de la mano inagotable, del venero omnipresente. Así dice de él Antonio Herrera, en el prólogo de la obra:

Como un aire cargado de versos, de rimas, de sonrisas y aspiraciones, de sutiles sugerencias, de tantas cosas que uno no acaba de definir, se nos llega este libro, uno más en la ya abundante peripecia literaria de Mañueco, que es tan variada como la vida que nos rodea, y que nos sugiere nuevos perfiles para las cosas que a diario vemos.
No quieren ser estas líneas valoración del libro, encomio del autor, aplauso sin más por unos pasos razonablemente bien escritos, sino que pretenden dar voz a la impresión que queda cuando se ha leído entero el repertorio del poemario y aún gustaría leer más, escuchar el ritmo que gotea de cada hoja.
Nombrar los doce meses del año, contarlos y cantarlos, decir de ellos su cifra y su milagro, me supone siempre la obligada memoria de la piedra tallada de Beleña: en el recóndito confín de la Campiña y la Serranía, donde el agua del Sorbe baja fría desde la altura gris del Ocejón, un tallista anónimo, optimista y cuidadoso nos dejó en el siglo XIII su visión del Cosmos, del año entero, de las tareas que los hombres y las mujeres enfrentaban, mes a mes, para vivir lo mejor posible, para divertirse y razonar, aprendiendo del paso inexorable del tiempo. Mañueco parece atisbar desde lejos la portalada románica del templo de Beleña, y aprovecha enseguida su emocionada visión para darnos doce sonetos que componen un retablo del año, un sabor de sabores y olores, de alegrías fundadas.
Para los diez años de la primera década de este siglo en que vivimos, como si de un resumen periodístico se tratara, Mañueco reserva otros tantos poemas que recuerdan hechos y atropellos, apariciones y dolores, desde la caída de las torres gemelas de Manhattan, a la aparición del euro como moneda de la vieja Europa; desde la declaración de las siete maravillas del mundo a los ajustes que todo lo desajustan. Se hace raro ver un conjunto de sonetos dedicados a temas tan prosaicos, pero a lo que se ve el autor, Juan Pablo Mañueco, puede con todo.
Y ya superados los momentos de perplejidad, el lector se siente cómodo en esos sonetos de amor, a los que rodea el asombro, porque todo es hermoso en ellos, la voz y el eco, las octavas olas con que canta a Lisboa, o el ardor de llama espiritual y tierna con que alaba y reclama a su amada.
Un libro este que es plural y llamativo, porque los temas que se desordenan en el índice, que afluyen por las cuatro esquinas al estanque de la lectura, se suman al fin en una sola idea: la del manejo del idioma, de los recuerdos, de los saberes y las emociones. Y la del poso último de belleza y humanidad que de ellos fluye. Un libro honrado que me encontré al pasar, y no he podido resistirme a leerlo, a disfrutarlo, a llevarlo ya, como lo llevo, prendido en la memoria de las firmezas.


Todo el Renacimiento Alcarreño

Herrera Casado, Antonio: "El Renacimiento en Guadalajara". Editan Aache y Nueva Alcarria. Guadalajara, 2006. 256 páginas. 21 x 30 cms. a todo color. ISBN  978-84-96885-07-3. PVP, 30€


Este libro ofrece al lector una visión completa del momento en que el Renacimiento, surgido en la Italia del Quatroccento, se expande por toda Europa y llega a España, a través de la alcarreña puerta que los Mendoza abren. Ese momento dura casi dos siglos, desde la segunda mitad del siglo XV, al comedio del XVII, abarcando el discurso histórico de la expansión poderosa de la nación española, fraguada sobre su dominio político en Europa y su incansable tarea de expansión transatlántica.

Recoge esta obra todo cuanto hasta ahora se sabía sobre el Renacimiento en Guadalajara, y que andaba desperdigado y en ocasiones inconexo. Con este libro se entenderá mejor, desde ahora, ese periodo extraordinario, social y cultural, que vivió la tierra de Guadalajara durante dos siglos.

Esta magna obra, debida a las investigaciones y capacidad didáctica del profesor Herrera Casado, fue inicialmente publicada en forma de entregas por fascículos por el diario alcarreño “Nueva Alcarria”, entre enero y abril de 2006, por lo que ya tiene ampliamente difundido su mensaje, que ha sido recibido con excelentes críticas. Ahora en forma de libro, encuadernado en gran tamaño, y con toda su carga gráfica impresa a color, ofrece las características de unidad y belleza que al libro corresponde.

Basta dar un repaso somero a su índice, para tener conceptos de lo que va la obra:
  1. El Renacimiento y la recuperación del hombre, con sus presupuestos históricos, filosóficos y artísticos
  2. Los protagonistas, con amplias referencias al marqués de Santillana, al Cardenal Mendoza, y a los obispos de Sigüenza
  3. Aspectos sociales del Renacimiento, con estudios sobre “La guerra como obra de arte”, “la familia como ejército”, “La heráldica afirmativa” y otros.
  4. Letras y libros del Renacimiento alcarreño, con un amplio recorrido por la producción literaria renacentista en Guadalajara.
  5. La imagen visual del Renacimiento alcarreño, en el que se ofrece un extraordinario catálogo de edificios, que se catalogan, en líneas generales, como:
  6. Patrimonio heredado, con los edificios más cultos y excepcionales.
  7. El patrimonio rural y villano, con iglesias de pueblo, arte mueble, retablos, pinturas, picotas, torres, orfebrería, rejería, etc.
  8. Los hacedores del Renacimiento, un gran capítulo dedicado a los arquitectos, pintores, escultores y orfebres.

Todo ello supone un estudio completo, amplio como no se había hecho hasta ahora, y sencillo a un mismo tiempo, de tal modo que cualquiera interesado en la visión general, o en el análisis relativo de todos los detalles del Renacimiento en tierras alcarreñas (palacios señoriales, el arquitecto Lorenzo Vázquez, la catedral de Sigüenza, el pintor Hernando del Rincón, la heráldica de los Mendoza, los grandes retablos platerescos, etc.) podrá satisfacer su curiosidad y tener una amplia base de referencias para más amplios estudios posteriores.

Pastrana de verdad

Herrera Casado, Antonio: “Pastrana, paso a paso”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2009. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 73. 144 págs. ISBN 978-84-96885-93-6. PVP 12 €.
Pues ahora va de verdad. Ha salido a la calle el libro Pastrana, paso a pasoy lo firma Antonio Herrera Casado. Una garantía de calidad y saber. El libro, sin embargo, no es artículo de erudición o pensamiento. Es una guía de la villa castellana de Pastrana, uno de los lugares más interesantes y apacibles de nuestra tierra alcarreña. Cuajado de memorias históricas, resonancias renacentistas, moriscas y ducales. Pleno de monumentos y patrimonio mayor/menor, desde palacios grandiosos a templos monacales. Con un Museo que ya quisieran para sí muchos pueblos y ciudades de España: en el Museo de Pastrana se encuentra una colección extraordinaria de tapicerías flamencas del siglo XV: es la colección de tapices de la Guerra de Africa de Alfonso de Portugal. Algo que emociona y asombra cuando se ve. Y ahora enmarcado por un Museo renovado y puesto al día.

Este libro es realmente una joya porque reúne todos los elementos que hacen perfecto a un libro guía para recorrer y conocer un pueblo. Para hacer turismo. Para saber de España. Concisión y verismo; orden en la exposición; buenas, muy buenas imágenes (el que ha hecho las fotos sabe de imagen, de contrastes, de colores… y perspectivas) y añade dibujos (al parecer son también del autor) describiendo con sobriedad los mejores edificios, casas típicas, colegios, palacios, fuentes y rincones de la villa.

En cualquier época del año en la que se planeen hacer salidas cortas, de una jornada, desde casa al mundo y volver, Pastrana está a la distancia justa de Madrid, Valencia y Valladolid para poder ser visitada en un día, dos a lo sumo. Y para tomar conciencia de que hay que volver. A Pastrana siempre se vuelve. Y más ahora, con este libro Pastrana, paso a paso que acaba de editar AACHE y que recomendamos vivamente.

El caballero del Verde Gabán

Escudero Buendía, Francisco Javier; Sánchez Duque, María Isabel: Socuéllamos. Las tinajas del Caballero del Verde Gabán. Ediciones Aache. Guadalajara, 2014. Colección “Tierra del Quijote” nº 4. 192 páginas, numerosas ilustraciones sobre el Museo del Vino de Socuéllamos. ISBN 978-84-15537-65-6. PVP: 15 €

Con ocasión de la inauguración del “Museo del Vino” en Socuéllamos aparece esta obra, que es de investigación y divulgación a un tiempo, pues en ella aparecen las imágenes correspondientes a los paneles del Museo del Vino, pero también un estudio detallado con numerosos documentos acerca de la evolución de la producción y comercio del vino en la localidad manchega y por extensión en la Mancha de Santiago.
Destacan varias cosas en esta publicación, que es una más de las que salen de la mano de estos investigadores manchegos, Escudero Buendía y Sánchez Duque, en colaboración prolífica, y que nos van dando claves para entender esta tierra, sus personajes, su economía, su historia y su patrimonio. En torno a la figura de don Quijote, que por ser de ficción parece que no tiene qué ver con el espacio en que sus aventuras se desarrollan, han ido apareciendo datos acerca de los caminos y las economías de aquella comarca a lo largo de los siglos.
Uno de los capítulos más interesantes de este libro es el que versa acerca de “La Arqueología del Vino” y la Mancha de Vejezate. Todo el territorio manchego que estuvo ocupado por la Orden de Santiago en siglos pasados va desvelando sus secretos, especialmente en lo relativo a su poblamiento prehistórico, y por consecuencia, la progresiva población y desarrollo de sus actuales villas. En este capítulo se pone de relieve la importancia real del camino de Toledo a Murcia, como eje vertebrador de aquellas tierras, desde la más remota antigüedad. La autora del capítulo analiza restos arqueológicos, ubicaciones de poblados, evolución de sus poblaciones, y de ahí coligen la importancia de la economía del viñedo desde antiguos tiempos.
Por otro lado, y bajo los títulos de “Elementos cervantinos” referidos al paisaje, al Caballero del Verde Gabán, a los castillos-ventas y a los palacios-encomiendas, nos va desvelando la relación auténtica que existe entre las exposiciones que Cervantes hace en El Quijote de paisajes, pueblos y edificios, y la realidad de esos elementos a lo largo de la historia y en la actualidad. Es muy de destacar el estudio que Escudero hace de los complejos urbanos en los que se ubican los palacios y casonas de encomiendas (de Santiago) y los pósitos y casas de tercia, todos ellos con sus bodegas, sus tinajas, y sus elementos de dominio y de almacenaje de las riquezas que en tiempos antiguos existieron.
En un par de capítulos se analiza también la figura del Caballero del Verde Gabán como prototipo de miembro de la orden santiaguista, culto, lector, cazador y adinerado. Además se estudian las evoluciones de bodegas, tinajas, economía del vino, y en general todos los aspectos socio-económicos y culturales de Socuéllamos y su comarca en torno a lo largo de los siglos.


A.H.C.

Guadalajara para los niños

Orea Sánchez, Jesús, de los textos, y Marco Alario, Nora, de las ilustraciones:“Guadalajara para niños”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2014. 180 páginas, todas ilustradas y a color. Tamaño 240 x 170 mm. Encuadernación en tapa dura. ISBN 978-84-15537-64-9. PVP: 18 €.

Tras la presentación a la Prensa el 10 de diciembre y su presentación al público en el Centro Cultural “San José” el 11 de diciembre, ha iniciado su andadura un libro al que podríamos calificar de mágico por seguir la tendencia de los apasionamientos, pero que sin duda llevará el calificativo de útil que es para lo que está hecho. Y esa utilidad se centra en dar a conocer la provincia, y su rico legado histórico, artístico, etnológico y natural a los más jóvenes miembros de la sociedad, para que con ese conocimiento lleguen a amarlo y defenderlo.

Aache edita “Guadalajara para niños”, una guía didáctica y turística para que los más pequeños conozcan la provincia. El libro, escrito por Jesús Orea e ilustrado por Nora Marco (Cuerdas) se distribuirá en colegios y bibliotecas de la provincia y se pondrá a la venta por 18 euros.

La obra es muy espectacular, con una encuadernación firme, y todas sus páginas en papel de alta calidad y a color, va mostrando al lector, que se supone kayormente infantil, los pueblos y los personajes de Guadalajara. Los textos son de Jesús Orea Sánchez, periodista y miembro del Servicio de Educación de la Institución Provincial, mientras que las ilustraciones que le dan carácter y atractivo al libro son obra de Nora Marco Alario, arquitecta y diseñadora 2D del cortometraje “Cuerdas” de Pedro Solís y responsable de la maquetación del cuento de este corto.

En el libro nos encontramos, tras unas palabras de presentación de la Presidenta Ana Guarinos, y de un breve “manual de uso” para sacarle el mayor provecho al libro, con diez capítulos que ofrecen la riqueza patrimonial de los nueve grandes municipios que antiguamente constituyeron los partidos judiciales guadalajareños (Atienza, Brihuega, Cifuentes, Cogolludo, Guadalajara, Molina de Aragón, Pastrana, Sacedón, y Sigüenza) iniciándose con el capítulo dedicado al Citug en el Castillo de Torija.

Los viajeros, que serán –o deberían ser- todos los niños de la provincia, acompañados de sus padres y con este libro en la mano, descubrirán historias y anécdotas, se plantarán ante enigmáticos personajes y subirán a miradores desde los que pueden divisarse montes, águilas, bosques y pueblos, siempre alentados por la magia de los secretos, los duendes, las leyendas y las alusiones a viejos guerreros. Se recomienda al inicio proveerse de un “cuaderno de campo” para ir dibujando, y apuntando, los temas que el libro va sugiriendo. Y al final hay una oferta de archivos y libros para los que quieran saber más sobre su tierra.

El autor de los textos, muy experimentado en las tareas docentes y divulgativas, conoce como pocos, y sabe expresarlo con limpia prosa, los intríngulis de esta provincia en la que casan damas tuertas con barbados conquistadores. O en la que planean buitres sobre las roquedas elevadas del Alto Tajo. Toda la obra se muestra atractiva y oferente de ideas, entre la clara palabra de Orea y la magistral visión diseñadora de Marco. El trabajo de maquetación de Aache y su probada calidad en ediciones por difíciles que parezcan, concluyen haciendo de este libro una maravillosa oferta para las nuevas generaciones. Cumplida y abierta gracias a la visión nítida de la Diputación Provincial, en esta tarea de divulgar siempre lo que de apasionante tiene Guadalajara. La idea inicial de este libro, todo hay que decirlo, partió de Marta Valdenebro, sin cuyo permanente entusiasmo no habría llegado nunca a concluirse.

Así pues “Guadalajara para niños” se ofrece como un libro con el que poder iniciar en el mundo de la lectura, del conocimiento y hasta de la investigación, a los más pequeños de nuestros vecinos. Está especialmente dirigidos a niños y niñas entre 6 y 12 años, pero cualquiera que lo tome en las manos, le pase las páginas y se detenga en sus textos e ilustraciones, va a quedar feliz y entusiasmado. Una obra genial que marca una época.
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